¿Qué ha pasado con NaNoWriMo 2014?

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Estoy segura de que llevas desde el día treinta de noviembre sin poder dormir, pensando: ¿Lo habrá conseguido? ¿no? Como no quiero ser la responsable de tu falta de sueño, no retraso más la intriga:

¡SI! ¡Soy una de las ganadoras del reto NaNoWriMo 2014!

Claro que a lo mejor lo has deducido de la imagen que encabeza esta entrada. Como puedes suponer, estoy que no quepo en mi de la alegría. Si no sabes de qué estoy hablando, te recomiendo que leas primero esta entrada antes de seguir con la de hoy.

Ha sido duro y agotador. He tenido que renunciar a bastantes actividades para poder centrarme en escribir, escribir y escribir. Pero ha merecido la pena. He escrito 50.125 palabras que conforman una colección de relatos titulada «Y entonces me fui a la mierda«. El título es lo de menos, lo puse sin pensarlo demasiado a la hora de registrar mi perfil, pero bueno, ahí queda como una anécdota.

Algunas estadísticas

Las estadísticas oficiales en España, una vez terminado el reto, son las siguientes:

  • 4.152 usuarios registrados en la region de España, de los cuales 972 novelistas crearon su novela (un 23,41 %.)
  • 900 novelistas activos. 220 novelas validadas. Es decir, 220 ganadores. En este caso, todos los usuarios que llegaron a alcanzar las 50.000 palabras validaron su novela.
  • Wrimos totales ganadores: 5,29 %
  • Wrimos activos ganadores: 24, 45 %
  • Top 10 capitales de provincia por participación:
    • Madrid: 101
    • Barcelona: 69
    • Valencia: 22
    • Zaragoza: 22
    • Sevilla: 13
    • Málaga: 9
    • Palma de Mallorca: 9
    • A Coruña: 8
    • Santa Cruz de Tenerife: 8
    • Bilbao: 7

Estos valores son aproximados, porque no todos los participantes completaron sus perfiles (indicando por ejemplo España como país de origen), pero creo que sirven para que te hagas una idea. En total, se han escrito en nuestro país cerca de dieciséis millones de palabras, ahí es nada. Me encanta la idea de que, entre tanto texto, esté el germen de una gran novela, o tal vez de una colección de relatos, o incluso de un ensayo científico. ¿Por qué no? NaNoWriMo no tiene reglas respecto al contenido.

¿Qué he aprendido?

Vamos a lo importante, descubrir de qué me ha servido tanto sacrificio:

  1. ¡Puedo escribir una novela! Una de las principales razones por las que me decidí a inscribirme en el reto era demostrarme que podía escribir textos más largos. Desde el primer momento no fue mi intención construir una novela, sino relatos que superaran los cinco folios. Los que he terminado tienen una media de veinte a treinta páginas, y algunos están sin finalizar. Si me preguntas ahora si podría escribir una novela, la respuesta es sí. Tengo la fuerza de voluntad suficiente para ello. ¿Sería una buena novela? Eso es otro cantar. Desde luego, NaNoWrimo no es el marco ideal para ello, aunque tal vez sí para un borrador o esquema inicial. No me he planteado nunca una novela, me gusta más escribir relatos, pero no sería descartable en un futuro.
  2. ¡Cree en ti misma! Mirando hacia atrás, el mayor reto ha sido creer en mi misma. Os lo explico con el gráfico de mi evolución a lo largo del mes:
    NanoWrimoEstadísticas

    Las estadísticas de mi novela – NaNoWriMo 2014

    Había oído hablar del bloqueo que acusan la mayoría de los participantes. Ese que te hace pensar que todo lo que llevas escrito hasta ese momento es una porquería, que los personajes tendrían que estar todos muertos porque ninguno vale para nada, que deberías abandonar. Normalmente, la gente lo acusa en la tercera semana, cuando el cansancio se hace más evidente y la meta aún se ve bastante lejos. Pero en mi caso, el bloqueo llegó casi desde el primer momento. En la primera semana estuve cerca de cuatro días sin escribir nada. ¿La razón? No creo que fuera falta de tiempo. Aunque hubo días en los que apenas conseguí sacar una hora, eso tal vez no me hubiera permitido llegar a mi cuota diaria, pero sí tendría que haber avanzado algo. La verdad es que no estaba segura de poder terminarlo, así que no me comprometí lo suficiente. Como consecuencia, me distancié unas seis mil palabras del objetivo diario (la diagonal que cruza el gráfico), y esa distancia se ha mantenido hasta la tercera semana. Ahí fue cuando le dí un empuje fuerte al proyecto –escribí algo más de cinco mil palabras en un solo día– y entonces empecé a creer que sería posible cumplir el reto. Desde ese día, me mantuve firme y llegué hasta el final. Conclusión: creételo, que ya vendrán mal dadas por otros lados.

  3. ¡Dadme un esquema! Normalmente escribo un poco a lo loco. Tengo la idea en la cabeza, pero como los textos son tan cortos, no necesito plasmarlos en un papel o, como mucho, escribo un pequeño párrafo, una frase en torno a la que gire la historia, un apunte… pero nada más. Pues esto no es una buena solución si quiero escribir algo más largo. Estoy segura de que he cometido errores garrafales, en la línea de cambiar el nombre a los personajes, de que suban las escaleras cuando ya estaban en el piso de arriba… ese tipo de detalles insignificantes. Así que para la próxima vez, y creo que habrá una próxima, me prepararé con antelación, prepararé las líneas básicas de lo que quiero escribir, definiré a los personajes, la trama… independientemente de que me decante por una novela o por otra colección de relatos.
  4. ¡Word no es mi amigo! Hasta ahora, siempre había escrito con el editor de texto de Microsoft Word. Y empecé así los primeros días, pero pronto tuve que descartar esta opción. ¿Las razones? Por un lado, la cantidad de opciones de formato que me tentaban de manera continua y me decían «Deja de escribir, tienes que marcar en negrita el título, y aumentar el tamaño de fuente, y justificar el texto, y…«. Una tortura. El objetivo no es tener un texto bonito, es tener un texto y ya. Habrá tiempo después de adecentarlo, pero la fuerza de voluntad me flaqueaba y terminaba por pulsar alguno de esos botoncitos malditos. La segunda razón es el contador de palabras. Está ahí, en la parte inferior, recordándote todo el tiempo lo poco que has escrito, lo que te falta para tu objetivo diario, lo lejos, lejos que están las cincuenta mil palabras. Cada vez que escribía una frase, la mirada se me iba hacia abajo. ¿Y como lo he solucionado? Pues he escrito los relatos en Evernote. Es una aplicación en la nube que me permite organizar notas e información desde cualquier ordenador, desde una tableta y desde el móvil, así que puedo trabajar en cualquier lugar y momento. El aspecto es más similar a un bloc de notas, casi no tiene opciones para dar formato al texto (y son más fáciles de ignorar) y no tiene contador. Aún así, me dio algún problema de sincronización a partir de las 25.000 palabras. Menos mal que va guardando de forma automática copias de seguridad y puedes recuperar versiones anteriores, porque si no hubiera perdido trabajo. Para la próxima edición, me propongo investigar alguno de los programas específicos para escritores. ¿Me recomendais alguno?

    EvernoteNaNoWriMoPantallazo

    Evernote y la nota en la que escribí buena parte del texto final

  5. ¡Quiero crear un hábito! Seguro que lo has escuchado una y mil veces: para escribir hay que escribir. Suena a perogrullada, pero es la verdad. El primer día, escribir las 1.667 palabras me costó un horror –de hecho, creo que no lo conseguí–. Para el día veinte, podía escribir en el mismo intervalo de tiempo más del triple sin problemas. NaNoWriMo tiene una ventaja indiscutible: te picas. Contigo mismo, con el propio reto y con los demás participantes, que siempre van mejor que tú (porque yo me comparaba con los que iban mejor, claro, que también ha habido infinidad de abandonos). Puedes ver en todo momento el progreso de los demás y la aplicación te muestra estadísticas actualizadas cada vez que introduces el conteo diario de palabras. Como ya os dije en la entrada que escribí en noviembre sobre este proyecto, otro de mis objetivos era mejorar mi hábito de escritura, que tenía un poco olvidado, además de mejorar mi creatividad, que también estaba algo estancada. Creo que lo he conseguido con creces y no puedo estar más contenta. para la mente resulta muy positiva esa rutina creativa, de repente todo te resulta sugerente. Cuando vas en el tren, cuando esperas en la cola del banco… no paran de surgir ideas y más ideas. Así que está claro que para mantener la creatividad es necesario crear de forma continuada, aunque la calidad final no sea todo lo buena que me gustaría.
  6. ¡He descubierto mis puntos débiles! No es que no fuera consciente de ellos, pero trabajar en textos más largos me ha permitido darme cuenta de algunas cosas, como que las descripciones me cuestan mucho y que también tengo problemas para avanzar o ralentizar  el curso de la acción. Aspectos en los que tendré que incidir, buscar soluciones y practicar y practicar hasta conseguir mejorar. Puede sonar un poco descorazonador, pero me parece fundamental ser consciente de tus puntos débiles para mejorarlos –o para incidir más en los fuertes y lograr que destaquen–. En todo caso, ha sido un curso acelerado de aprendizaje. Esto no te lo enseñan en los talleres.

¿Y ahora qué?

Una vez  terminado el reto, me he tomado una semana de descanso. Como ya os comenté, el premio es simbólico: un certificado ganador (la insignia ya la puedes ver en la columna derecha de mi blog), descuentos en los servicios ofertados por los patrocinadores (programas de edición, publicación, redacción para escritores, etc.) y ya.

Y ahora toca ponerse a trabajar en serio. Tengo que dividir el texto en los diferentes relatos que lo componen y empezar a revisarlos uno a uno, editarlos, buscar errores, ver si queda algo salvable o si tengo que descartar la gran mayoría del texto, reescribir lo que no me convenza… como puedes ver, esto no ha hecho más que empezar. La buena noticia es que tengo bastante material para el blog para los próximos meses.

Es muy complicado expresar cómo me siento. La sensación es increíble: felicidad, orgullo… y a la vez alegría por haberlo conseguido.

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Compartiendo en Instagram mi alegría nada más validar mi texto. Sí, lloré un poquito.

Y para terminar con una sonrisa, voy a tomar prestado los siguientes GIF  para que os hagáis una idea de lo que supone NaNoWriMo a nivel emocional. ¡Hasta el año que viene!

Noviembre de retos: NaNoWriMo

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Hace ya un par de semanas comenté que me he sumado al quinto reto #30libros propuesto por Mónica Basterrechea en su blog. Los que me seguís por las redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram), habréis visto como, día tras día, he subido alguna foto y comentario sobre un libro que se ajuste a la propuesta de esa jornada. Este domingo haré una entrada muy resumida en el blog de la primera semana del reto, así que no te preocupes si no has visto todavía mi selección.

Pues hablando de retos, la semana pasada topé con una entrada en el blog Palabritis Aguda, de Iraide Talavera, donde hablaba del reto Nanowrimo. Lo describió con un entusiasmo tal que me picó la curiosidad, como me pasa con casi cualquier cosa novedosa y que suene a reto, pero no estaba muy segura de tener el tiempo necesario para conseguirlo. Después de comentar la propuesta en las redes y recibir unos cuantos mensajes de apoyo (¡Gracias!), el mismo día 1 de noviembre me registré sin saber muy bien de qué iba la cosa.

¿Qué es el reto Nanowrimo?

Nanowrimo es el acrónimo de National Novel Writing Month, es decir, el mes nacional de escritura de novela, que se celebra a nivel mundial todos los meses de noviembre. Más de 300.000 personas de más de 90 países formaron parte en noviembre de 2013 de una comunidad unida para contar historias.

El fenómeno surgió en San Francisco, en 1999, creado por Chris Baty y un grupo de amigos, bajo el lema «Las reglas de tu novela las pones tú». Crearon una plataforma, nanowrimo.org, que centraliza todo el movimiento y en la que se registra la gente que quiere participar.

¿En qué consiste?

La mecánica del reto es muy, muy fácil: sólo tienes que escribir, entre el día 1 y la medianoche del día 30 de noviembre, una novela de 50.000 palabras, lo que vienen siendo unas 175 páginas. Es una media de 1.667 palabras al día (o 69 palabras a la hora, ¿a que así ya no suena tan terrible?).

Hay que destacar que lo importante de este reto es la cantidad y no la calidad. Desde ya te digo que mucho de lo que he escrito hasta este momento es material de papelera, hay algunos párrafos aprovechables y quién sabe si alguna frase brillante. Eso podré descubrirlo cuando acabe el mes y revise todo el material resultante.

¿Por qué me he decidido a participar?

En primer lugar, porque es un reto. Aunque yo no lo he planteado como la redacción de una novela, sino de una serie de relatos más largos que lo que te tengo acostumbrado en el blog (con la excepción de la serie boomerang), seguirá siendo el texto más largo que haya escrito nunca en un ámbito literario.

En segundo lugar, porque quiero afianzar el hábito de escribir. Aunque no lo parezca, en los últimos meses he bajado bastante mi ritmo personal de escritura, hasta el punto en que hace un par de meses tomé la decisión de usar de la herramienta Beeminder para garantizarme un mínimo de 500 palabras/día. Aunque es difícil que consiga implantar el hábito en tan solo 30 días, me encaminará en la dirección correcta, me ayudará a definir en qué momentos me resulta más cómodo escribir, con qué dificultades me topo  y cómo puedo encajar mi pasión en las obligaciones diarias.

En tercer lugar, porque no hay presión. No tengo que escribir nada bueno ni coherente. Sólo tengo que completar el texto palabra tras palabra, sin parar ni amedrentarme. No pasa nada si hay párrafos sin terminar porque no sé cómo continuar con la historia, si cambio constantemente el nombre de los protagonistas o si paso de narrar en primera a tercera persona. Todo eso podré evaluarlo después, cuando haya terminado el mes. El objetivo ahora es conseguir un primer borrador a partir del que trabajar, eso si queda algo aprovechable. Como ya te he comentado, prima la cantidad sobre la calidad.

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Aunque podría ser una opción para cerrar las 50.000 palabras, Nanowrimo controla que no se repitan párrafos de forma continua.

¿Cómo me he planteado el reto?

Pues para empezar he leído a toda prisa (ya te he dicho que tomé la decisión el mismo día uno) unos cuantos artículos y entradas en blogs de gente que ha participado en alguna edición y que han resumido ahí sus experiencias. Eso me ha servido para coger fuerzas, ver dónde habían tenido más dificultades y aplicar las técnicas que les han ayudado a enfrentarse al reto. Algunas me están viniendo muy bien, así que te las resumo:

  • Plantearme como primera tarea del día el escribir unas 500 palabras. No sólo tiene un efecto motivacional y me ayuda a empezar el día con la sensación de que he cumplido, al menos parcialmente, sino que cuando llegue a casa después del trabajo no tendré que enfrentarme desde cero a las 1.667 palabras diarias y me pondré a ello con menos presión y más ganas.
  • Dejar los párrafos a medias: aunque tenga una idea buenísima y sienta un deseo irrefrenable de plasmarla en el papel, es más práctico dejarla a medias e intentar no terminar un párrafo, idea o tema entre sesión y sesión. De esta forma consigo al día siguiente retomar la escritura de forma mucho más sencilla que si me sentara frente a la temida hoja en blanco.
  • Si un día no cumplo, no pasa nada. Es una carrera de fondo. Si un día no llego al cupo mínimo, no tengo que castigarme por ello, puedo haber tenído un día más complicado, con otras obligaciones  y sin tiempo para escribir. Del mismo modo, si un día estoy con la inspiración a tope y tengo tiempo, podré superar el límite y acercarme más a la meta final.
  • Mantener la comunicación con la comunidad NaNoWriMo en España para ofrecerles y recibir apoyo, preguntar dudas, y buscar inspiración. También resulta bastante útil explicar en qué ando metida a amigos y familiares, porque sé que en algún momento me preguntarán qué tal voy y no quiero decepcionarles. Me expongo más, pero me ayuda a afianzar el reto.

¿Qué voy a conseguir?

Pues espero que divertirme mucho, entresacar de todo el texto alguna buena idea sobre la que trabajar en los próximos meses y sentirme orgullosa de mi misma por haberlo conseguido.

Por parte de la comunidad NaNoWriMo los premios son muy simbólicos: una medalla digital para incluir en mi blog y entrar a formar parte de la lista de vencedores de 2014 después de que comprueben que realmente llegas al mínimo. Por cierto, el sistema de NaNoWriMo no sólo se limita a contar las palabras, sino que también comprueba la coherencia del texto, que no haya párrafos repetidos… No sé hasta qué punto funciona, veremos cuando tenga que introducir mi texto para comprobarlo.

Lo más importante: ¿qué tal voy?

Pues he empezado con muchas ganas y energía y de momento me mantengo en los valores objetivo. Tengo escritos dos relatos parciales y algunos esquemas básicos para otros. Este año, visto que me he apuntado en el último momento, no he podido estructurar en condiciones un texto, pero por suerte tenía unas cuantas ideas apuntadas de las me estoy sirviendo. A principios de diciembre haré una entrada donde espero poder decirte que lo he conseguido y expondré las principales   conclusiones.

Además, como te he comentado al principio que haría un post resumen del reto de los treinta días cada semana, aprovecharé para publicar las estadísticas del NaNoWriMo.

¿Qué te ha parecido la iniciativa? ¿Te animarías a participar en futuras ediciones?

¿Nos autopublicamos? (I)

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Mesa redonda: Esta es mi experiencia. De izq. a dcha.: Mercedes Pinto, Fernando Aramburu, Ana Galdós y Javier Cámara. Foto: Patricia Millán

Nota: He editado esta entrada con algunas puntualizaciones que me ha hecho Mónica Basterrechea sobre la diferencia entre «autoedición» y «autopublicación». ¡Muchas gracias!

El sábado pasado asistí a la jornada  «El autor en el nuevo mundo de la edición«, una iniciativa de formación abierta organizada por la Asociación de Escritores de Euskadi (AEE/EIE).

La jornada trató la relación entre autores y plataformas de edición. La asistencia no fue enorme, pero tampoco me pareció mala teniendo en cuenta que duraba todo un sábado, lo que en mi caso es de agradecer, porque entre semana me es imposible acudir a este tipo de eventos.

Se expusieron ideas muy interesantes, hubo poca (o ninguna) publicidad de las empresas, otro aspecto a favor de la organización, y hubo opiniones para todos, desde las más tradicionales a las más innovadoras.

He pensado en hacer un pequeño resumen de las ideas más interesantes que apunté. Lo dividiré en dos entradas, para que no se haga muy pesado.También puedes leer, si te interesa, el resumen que ha hecho la propia AEE/EIE aquí.

La apertura corrió a cargo de Maria Eugenia Salaverri, presidenta de la AEE/EIE, que hizo la presentación de rigor de la asociación, para luego introducir la jornada mencionando a escritores que tuvieron grandes problemas para conseguir que se editaran sus obras, algunas de las cuales han sido años después reconocidas como grandes joyas de la literatura. Entre ellas: Lolita, de Navokov; El túnel, de Ernesto Sábato, El alef, de Borges, La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela… y unos cuantos más, acabando su introducción con una frase de Katherine Neville:

«Pueden impedirte ser un autor publicado, pero nadie puede impedirte ser un escritor»

La primera charla la impartió Christian Damke, socio de Open Publishing, plataforma que ofrece servicios a autores, editores digitales, agentes y traductores en la producción, distribución, comercialización e incluso la publicación de libros, si bien su mercado es principalmente Alemania  y Estados Unidos. Aunque muchos de los datos que ofreció están basadas en estadísticas germanas y no quedó muy claro cómo se extrapolarían al mercado español, algunas de las ideas más interesantes que comentó fueron:

  • Tanto la autopublicación como la lectura en ebooks han llegado para quedarse, no son un fenómeno transitorio, pero tampoco excluyente: autopublicarse no es una opción discriminatoria para el autor, que puede escoger la vía digital, la tradicional o ambas. De hecho, aproximadamente un 52% de los autores alemanes han publicado en ambas plataformas.
  • También ofreció algunas estadísticas sobre los hábitos de lectura de la población alemana (datos de 2007), que reflejaban que un 40% de la población eran ávidos lectores, pero sin embargo no suponían un gran mercado, al recurrir a préstamos para los libros, lo que podría ser un buen mercado para los ebooks y, en especial, para los nuevos servicios de «tarifa plana» de lectura, que Amazon ofrecerá en breve.
  • Entre las ventajas de la autopublicación estarían: 1) Menos tiempo en llegar al mercado; 2) mayor control creativo por parte del autor; 3) menores gastos; 4) menores precios para el libro; 5) mayor margen por libro; 6) equiparación de la distribución. Pero también hay algunas desventajas, como que al haber mayor variedad de obras, es más complicado destacar y la promoción es difícil.
  • Amazon es, en Alemania, la principal plataforma de autoedición y autopublicación, con casi un 69% de los autores. Entre aquellos que prefieren recurrir a una editorial de apoyo, ya sea en formato tradicional o digital, los servicios más valorados son: la edición propiamente dicha (trabajar el texto), seguido de la distribución y la promoción.
  • En el formato de autopublicación, es el propio autor quien incurre en los gastos y corre por tanto el riesgo. Casi un 20% de los autores invierten entre 100 – 500 Euros en su libro, aunque hay un 33% que no invierten nada. Lo que mas se contrata es la elaboración de la cubierta, la edición y la corrección del texto (proofreading).
  • El estigma de los autores que se autopublican está desapareciendo poco a poco, aunque aún queda camino.
  • Hay un despunte de la promoción de los autores a través del marketing online, contacto directo con los lectores y el correo electrónico  y las bases de suscriptores son herramientas básicas.

Si algo puedo reprochar durante la charla (y se repetirá más adelante), es que se dieron datos del número de títulos autopublicados, pero no del número de volúmenes vendidos de cada título. También me quedó una triste impresión de los asistentes, que recurrieron en su mayoría al uso de traducción simultánea, a pesar de que Christian Damke habla un inglés claro y trasparente (y un español francamente bueno también).

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Mesa Redonda El mundo de la edición hoy. De izq. a dcha.: Sergio Mejías (Bubok, no sale en la imagen), Jesús Ortiz (Milrazones), Gonzalo Garrido (escritor), Pepe Verdes (Manuscritics) y Andrés Fernández (Gremio de editores de Euskadi). Foto: Patricia Millán

A continuación se celebró la mesa redonda «El mundo de la edición hoy«, moderada por el escritor Gonzalo Garrido, que estuvo muy comedido en su papel, pero a lo largo de la jornada hizo apuntes muy brillantes desde su asiento.

En la mesa participaron Sergio Mejías (Bubok), Jesús Ortiz (Milrazones), Andrés Fernández (Gremio de editores de Euskadi) y Pepe Verdes (Manuscritics). No fue un debate, Garrido fue proponiendo temas o ideas y cada uno expresó su opinión al respecto. Algunas de las puntualizaciones que más me llamaron la atención fueron:

  • Jesús Ortiz indicó que la literatura está virando hacia un modelo en que los autores paguen por ser los interesados en promocionarse, al modo en que lo hacen las marcas para aparecer en las películas (¿Veremos una portada patrocinada por Apple o Coca-Cola?). También comentó que el autor ve el libro como un hijo, mientras que el editor lo ve como un mecano. Es fácil pedirle al autor que haga su obra más extensa, pero se resiste a recortarla.
  • Pepe Verdes habló de un mercado donde cada vez se editan obras de menor calidad, aunque el trabajo de edición sea bueno. También comentó que la crisis no la está viviendo el mercado editorial, sino el modelo de edición tradicional al que se están aferrando algunas empresas. El número de lectores está aumentando constantemente, pero no cesan de bajar las ventas de libros. Además, hay una clara tendencia en la industria editorial por absorber pequeñas empresas para formar grandes grupos editoriales, en un esfuerzo por vencer al gigante Amazon. En este sentido, destacó, de forma muy inteligente, que Amazon no tiene interés por vender libros, ése no es su negocio. Lo que quiere es disponer de la mayor cantidad de información sobre compradores y la forma de conseguirlo es forzar los precios a la baja, de manera que el número de suscriptores aumente.
  • Andrés Fernández admitió que la edición digital podría suponer la salvación del sector, aunque no olvidó mencionar el problema que la piratería ocasiona en este nuevo mercado.
  • Sergio Mejías destacó por un lado que la calidad de muchos libros autoeditados es superior a la de libros publicados en papel, la edición digital no va acompañada de una caída del valor del libro. Además añadió que el sector está en cambio y aún es difícil saber cómo posicionarse, pero el modelo tradicional tendrá que adaptarse a las nuevas tendencias.

La última mesa redonda de la mañana, titulada «Ésta es mi experiencia«, estuvo moderada por la escritora Ana Galdós (la foto es la que ilustra esta entrada). En ella participaron los escritores Fernando Aramburu y Mercedes Pinto (escritora «indie«) y el librero Javier Cámara. Algunos de los temas que se trataron:

  • Mercedes Pinto habló de su experiencia como autora indie, entendido como autora orquesta, que se ocupa también de la edición, distribución y promoción de sus libros. En su opinión, basada en sus malas experiencias, los editores están dejando de hacer parte de su trabajo, de «mimar» al autor, a quien dejan desprotegido, sobre todo a la hora de prescribir y promocionar su obra. Uno de los temas que planteó, es el esfuerzo que exige la promoción al autor que se autoedita, obligándole a emplear horas en redes sociales, blogs y otras tareas de difusión.
  • Fernando Aramburu sin embargo sostiene que la relación con su editor es magnífica, a pesar que en sus comienzos autoeditó y autopublicó su obra. Podéis leer la historia en su blog. Lo importante, o lo difícil, no es siempre conseguir tener la novela, sino saber qué hacer con ella después. Para él, la figura del editor es lo que le permite dedicar su tiempo a escribir, en lugar de emplearlo en otras tareas.
  • Por su parte, Javier Cámara, de la librería bilbaína Cámara, planteó un par temas muy interesantes. Por un lado, habló del perfil de autores que se autopublican y se acercan a las librerías a dejar algún ejemplar, mayormente muy jóvenes o a partir de los 45 – 50 años. También destacó lo difícil que les resulta a los libreros llegar a conocer estos libros, no hay un canal que facilite que la información llegue a las librerías, como podría ser una distribuidora, ya que no existe este papel para los libros autopublicados. También habló de la falta de confianza creciente que los libreros tienen en las grandes editoriales a la hora de recomendar a sus clientes. En su opinión, publican casi cualquier cosa, orientados más por su departamento de marketing que por la calidad de la obra, en un esfuerzo por lograr «el best-seller de la temporada». Sin embargo, las pequeñas editoriales le inspiran más confianza, ofrecen libros que apuestan por la calidad, están menos preocupadas por las ventas y más implicadas en la obra, si bien a veces cojean en la distribución, es un punto donde aún deben mejorar. Por último, respecto al papel de las librerías comentó que sobrevivirían mientras que los libros de texto siguieran editándose en papel, aunque como espacios más bohemios.

La próxima semana te hablaré de los talleres que se impartieron por la tarde, que fueron también muy interesantes.

¿Estás de acuerdo con lo que se comentó? ¿Hay algo que no te convenza?

Mientras escribo

Mientras Escribo - Stephen King

El primer libro de Stephen King que leí, hará ya unos veinte años, fue Cementerio de animales. Lo pasé francamente mal. Stephen King tenía entonces, y mantiene en la actualidad, una habilidad natural para lograr que te creas lo que escribe, incluso cuando sabes sin lugar a duda que todo es fruto de su imaginación. Durante mucho más tiempo del que hubiera deseado no pude dejar de desconfiar de cada animal con el que me cruzaba.

Desde entonces he leído muchas otras de sus novelas y libros de relatos, siempre con  ánimo lúdico. No espero de King que me ilustre en las complejas artes de la escritura, más bien que me entretenga, cosa que consigue con creces. Pero algo tengo que alabarle: si ha vendido más de cuatrocientos millones de libros de sus más de cincuenta libros, tan mal escritor no puede ser, aunque como él mismo admite, jamás será nominado a ningún premio de relevancia literaria y es constantemente vapuleado por la crítica. En mi opinión tiene un habilidad para sumergir al lector en la historia con rapidez, ponerle en situación con un lenguaje sencillo, directo y fácil de entender. Es muy raro tener que recurrir a un diccionario leyendo cualquiera de sus libros. Y voy a decir algo más: creo que el final de la saga de La torre oscura es brillante. Y frustrante a la vez.

Mientras escribo es una obra muy alejada de su tradición. En 1997 decidió dejar de lado las historias de terror, fantásticas y de ciencia-ficción para desarrollar un ensayo sobre sus técnicas de escritura. Y aunque tardó dos años en completarlo, con un accidente que casi le mata de por medio, creo que el resultado es muy satisfactorio.

El libro está estructurado en cuatro partes:

1. Currículum Vitae

«Yo no creo que el escritor se haga, ni por circunstancias ni por voluntad (…). Es un accesorio que viene de fábrica, y que, dicho sea de paso, no tiene nada de excepcional.»

En esta primera parte, que se extiende durante algo más de cien páginas, King nos ofrece breves fragmentos de su biografía, todos ellos encadenados por su pasión por la escritura: sus primeros relatos, la relación con su madre y su hermano, cómo conoció a su mujer, por quien muestra una devoción absoluta a lo largo de todo el libro y a quien considera su L.I. (Lector Ideal, en quien piensa a la hora de hacer la primera revisión), los primeros relatos cortos que enviaba a revistas como Play Boy, la primera novela que vendió, de dónde surgió la inspiración para obras como Carrie

2. La caja de herramientas y Escribir

Esta sería la parte que más interés puede revestir, tanto para aquellos que escriben por placer, como para profesores de talleres de escritura (he comprobado que muchos de los consejos que da King coinciden plenamente con los que recibí de Alex Oviedo y de Pedro Ugarte en mis años de taller).

En su opinión, quien quiera escribir debe hacerse con lo que llama «la caja de herramientas». En la bandeja superior estarán el vocabulario y la gramática, como pilar de todo proceso de escritura. Entre las recomendaciones de King: evitar la voz pasiva («me parece que es una afición propia de escritores tímidos»), simplificar las frases, desconfiar de los adverbios y tener mucho cuidado con las atribuciones de diálogo, entre otros aspectos. En el siguiente nivel estaría el estilo: organización de la narración, párrafos, fragmentación de los textos… Éstas son las herramientas básicas.

El segundo bloque, dividido en dieciséis capítulos, nos muestra las opiniones y consejos del autor respecto a algunos aspectos del proceso creativo. Empezando por lo principal:

«Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.»

No me quiero extender excesivamente, pero a modo de resumen, éstos son los puntos que trata:

  • La importancia de la lectura.
  • ¿Cuánto hay que escribir al día?
  • ¿Dónde escribir?
  • ¿Sobre qué escribir?
  • Partes de la narración.
  • La descripción.
  • El diálogo.
  • La descripción de personajes.
  • La sinceridad en la escritura.
  • El tema.
  • Las revisiones.
  • El ritmo.
  • La investigación.
  • Los talleres de escritura.
  • El mundo editorial.
  • La motivación.

Creo que todos y cada uno de estos puntos merecen ser leídos, desde la que considera una fórmula esencial de revisión («2ª versión = 1ª versión – 10%»), como la importancia que da a definir la situación de partida, su desprecio por la preparación de la trama («No pretendo convencerte de que nunca haya preparado una sinopsis previa, porque sería como sostener que nunca he dicho mentiras, pero hago ambas cosas lo menos posible»)… todo ello bañado con ejemplos personales de obras muy conocidas (suyas y ajenas), reconociendo tanto sus méritos como sus errores al desarrollar las tramas.

3. Vivir

El último gran bloque del libro está centrado en su experiencia cuando sufrió un atropello que casi lo mata. Junto con la rehabilitación posterior, hace una descripción bastante extensa de su vivencia y de cómo volvió a retomar su oficio, asimilando las ganas de vivir a su pasión por la escritura.

4. Coletillas. Partes 1 y 2.

Para terminar, dos pequeños anexos, el primero de los cuales considero de gran interés: se trata de un ejemplo práctico de su relato 1408 donde, a partir de la versión inicial, explica las correcciones que hizo en la primera revisión y las razones de las mismas. En segundo lugar, un pequeño listados de libros que le han influenciado de una u otra forma.

Mientras dormías es, en resumen, una obra que considero imprescindible para toda persona que quiera escribir o que tenga curiosidad por el proceso creativo. No hay en el libro ningún truco mágico,  todos sus comentarios están bañados en lógica, sinceridad y humildad, pero no por ello dejan de tener validez. Al margen de los pequeños apuntes que he incluido, he subrayado cientos de frases y a veces, párrafos completos. Me he dado cuenta también de la cantidad de experiencias personales que vuelca en sus libros, muchos de los cuales tienen como protagonistas a escritores.

Por último, me gustaría destacar la labor del traductor, Jofre Homedes Beutnagel, que ha tenido que buscar la forma de volcar al español las cuestiones de gramática inglesa explicadas por King.

Aprovecho para incluir alguna referencia adicional al libro, por si os resulta de interés:

Sinopsis: Mientras escribo es el relato de la asombrosa infancia de Stephen King y su extraño y temprano interés por la escritura. Una serie de vívidos recuerdos de la adolescencia, de la universidad y de los años de lucha que lo llevaron a la culminación de su primera novela, Carrie, aportan al lector una amena y divertida perspectiva sobre la formación del escritor. A continuación King describe las herramientas básicas del oficio y expone sus opiniones personales sobre el secreto de la escritura. Mientras escribo culmina con el conmovedor relato de cómo su necesidad de escribir lo estimuló para recuperarse de su casi fatal accidente en el verano de 2000.

Stephen King (Maine, 21 de septiembre de 1947), con más de cincuenta libros publicados, es un maestro de la narrativa de terror contemporánea. En 2003 fue galardonado con la Medalla de la National Book Foundation por su contribución a las letras estadounidenses y en 2007 recibió el Grand Master Award, otorgado por la asociación Mystery Writers of America. Entre sus títulos más célebres cabe destacar: El misterio de Salem’s LotEl resplandorCarrieChristineLa zona muertaOjos de fuegoItMaleficioLa milla verde y las novelas que componen el ciclo La Torre Oscura.

  • Título: Mientras escribo
  • Autor:  Stephen King
  • Editorial: De la traducción al castellano, DeBolsillo (más información en el siguiente enlace)
  • 320 páginas. 8,95 Euros.